24 may 2020

EXAMEN DE CINTO.


EXAMEN DE CINTO.

            Al final de los años 60. un viernes Epi, dijo que el sábado había que madrugar, iríamos pronto a Madrid. A entrenar dijo él. Llegamos a un gimnasio en un semisótano, perteneciente a una universidad donde había varios tatamis instalados y allí se descubrió que era una competición para examen de cinto negro.
Con el tiempo reglamentario de permanencia de un año en el grado de marrón y tres años mínimo practicando judo, durante tres horas semanales, mínimo, se podía optar al examen de Cinto negro que se dividía en dos partes. Competición y Técnica
            La convocatoria se hacía una vez al años y allí concurrían los aspirantes de toda la geografía nacional, reuniéndose mas de un centenar.
            Sin tener en cuenta el peso, se formaban ligas de seis aspirantes, de modo que se hacían cinco combates por grupo todos contra todos. El resultado final del combate puntuaba así: El Ippon daba 20 puntos. El waza-ari, 17 puntos. El yuko 15 puntos y el combate nulo 0 puntos. La derrota en combate resta 10 puntos y el mínimo para poder pasar al examen técnico era obtener 51 puntos podía realizarse en esa convocatoria o en la del año próximo.
            El primer combate, resultó un éxito victoria por Ippon y 20 puntos. El segundo de nuevo 20 puntos. El tercero derrota y menos 10, el cuarto de nuevo victoria y 20 más, lo que totalizaba 50, solo faltaba 1 punto. Mi último rival estaba como yo. A falta de un punto y tras un combate agotador, por los cuatro anteriores, por el asfixiante calor del semisótano y sobre todo por la presión del momento, resultó un fracaso para ambos. Combate nulo y con un total de 50 puntos, vuelta a empezar para la próxima vez.
            A veces para completar ligas, sobre todo entre los últimos grupos, había la posibilidad de reengancharse en una segunda liga para completar la puntuación, pero el agotamiento era tan grande que era muy difícil ganar en ese segundo intento.
            De la expedición que partió de Valladolid en el coche, volvimos sin conseguir ninguno la puntuación para pasar e la fase técnica. Es muy frecuente que en el primer intento de obtener los puntos, no se consiguieran, nos consoló Epi.
            De modo que había que esperar algún tiempo mas, para poder atar mi primer cinto negro.
            Lo mejor de aquel viaje fue conocer a D. Roland Burger. Director técnico de la Federación Española, quien se interesó por la situación del Judo en León y con quien estuve en contacto desde aquel día.
            Entonces no sabía que tras la muerte de Epi, en accidente de tráfico, él iba a ser mi maestro y guía en la enseñanza del Judo.

21.05.2020